“Ayer fui al supermercado y vi a una chica con su pañuelo en la cabeza y acompañada por dos nenitas de unos 4 y 6. Me produjo una congoja que ustedes comprenderán. No pude mirarla.
Por eso escribí esto. Si quieren lo enviamos como Asamblea”(un integrante de la asamblea)
Las madres de los pañuelos
Además de las contradicciones, Argentina se caracteriza por la megalomanía. Desde aceptar que el mismo Dios es un connacional, de allí para abajo tener la avenida y el río más ancho, el mejor jugador de la historia y otros méritos de similar dudosa importancia es una cotidianeidad de los elegidos.
La brutalidad torpe de los militares promocionó la aparición de otro aporte a la iconografía mundial, a partir del coraje y de la inteligencia de las madres de los desaparecidos, que se las arreglaron para reclamar por sus hijos sin que nadie se animara a detenerlas. Así nació un símbolo que ya está instalado y que tiene tanta fuerza y significado que por su amplitud no puede explicarse muy bien, pero que sin embargo todos saben de qué se trata. El pañuelo blanco es un símbolo, y lo utilizan las madres. El mundo lo sabe.
Desde esta próspera zona y no por creer que portamos un designio celestial, estamos imponiendo otro símbolo. Mejor dicho: el símbolo es el mismo, le dimos un nuevo significado.
Es muy común ver en las calles a mujeres con la cabeza envuelta en un pañuelo. Son las enfermas de cáncer que están haciendo su tratamiento. En su mayoría se trata de mujeres jóvenes, y muchas veces acompañadas de sus hijos.
El cáncer de útero y de mamas en nuestra zona tiene un desarrollo como en ningún otro lugar, pero a pesar de eso, los gobernantes, los médicos, los medios de difusión e incluso el común de la gente lo sigue ignorando o soslayando como un problema. En esta actitud hay una mezcla rara de negligencia, de impunidad, de perversión, de estupidez y de egoísmo, pero está tan naturalizada que la aceptamos como al paisaje.
En aquellos años de furia las madres se pusieron los pañuelos para decirnos lo que estaba pasando. En los tiempos que corren, estas madres volvieron a colocarse el pañuelo para decirnos algo. ¿Podemos ser tan necios como para no escucharlas?
Asamblea Permanente por la Vida
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